Yo también tuve una intensa fantasía en su ternura mágica, en su desprecio acallado por las mentiras que me dije; también tengo un latir concreto, en su dureza, con el que abrí la hoguera y rasgué su acero.
… y me pidió que no lo intente.
Y me quemó las alas.
-En la lucha por lo simbólico sacrificaré una quimera. – le dije.
Pero me quema las alas que llevo a cuestas mientras camino con la mirada perdida.
Mientras coloca un sol nocturno para negar el cambio, yo con los pies sobre el asfalto inhalando la neblina le diré gracias. Y no haré más.
No haré más que esperarla, no se hasta cuando y no se porqué.
No haré más que esperarla, no se hasta cuando y no se porqué.
A. G.